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Y cuando los menores de las fotos de Facebook e Instagram crezcan, ¿qué?

La explosión de las redes sociales es un fenómeno relativamente reciente y por el momento no se han producido en España enfrentamientos judiciales entre padres e hijos por el tratamiento que aquellos han hecho de la información de los menores en internet, pero los expertos en privacidad Samuel Parra y Alonso Hurtado prevén que es cuestión de tiempo que esto suceda.


Es una verdad universalmente aceptada que el hijo propio es el más guapo y ocurrente de cuantos pisan el planeta. Y en la era de la exposición en internet, el progenitor quiere compartir con el mundo la alegría de ser responsable de tamaña criatura.


Una opción respetable, pero que no siempre va precedida de una decisión informada de las consecuencias: la más evidente es que se va conformando una identidad digital del menor, un rastro vital en la red edificado desde el prisma de un tercero, en este caso, sus padres.


“Esa información o imágenes que se publican van alimentando una biografía digital que, en ocasiones o con el paso del tiempo, puede adquirir más peso que la real. Los ciudadanos deben ser conscientes de que la información que publican hoy -de ellos mismos o de sus hijos- puede revelar detalles importantes sobre sus gustos, preferencias o hábitos”, destacan desde la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).


Ya no es que se enseñen monerías o patochadas que puedan avergonzar al menor cuando crezca -que también: son muy numerosos los vídeos de pequeños que terminan convirtiéndose en virales-, es que se están ofreciendo datos de su personalidad e imágenes que dejan un rastro con el que el sujeto puede no estar cómodo.


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